Los alumnos se lanzan de cabeza a experimentar con maquillaje fluorescente abriendo la puerta a un mundo lleno de color.
LUX pisa fuerte con su taller fotográfico del mes de febrero. Impacientes, esperamos a que entren nuestros modelos por las puertas del plató 3 de la universidad Francisco de Vitoria. Entra Cami, con su rostro salpicado de colores. La única luz que la ilumina es un pequeño foco ultravioleta que resalta su maquillaje al más puro estilo neón. Todos estamos ansiosos por hacernos con un plano suyo, buscamos perspectivas, encuadres, composiciones. Abundan los primeros planos, y algún que otro alumno no duda en tirarse al suelo para lograr el contrapicado deseado.
Al rato, entra Ángel, nuestro segundo modelo. Impresionante, su cara repleta de círculos y formas geométricas, brillantes a la luz ultravioleta. Nos aprovechamos de la característica lumínica de este tipo de pinturas fluorescentes para tirar a velocidades bajas y probar una larga exposición. Contamos solo con una fuente de luz, por lo que todos luchamos por no ser el que acabe tapándola sin querer. Entre tropiezo y cabezazo, vamos aprendiendo a movernos por el espacio hasta que cada uno encuentra su posición para fotografiar a los modelos. Las manos de Ángel nos dan más juego hablando en términos compositivos, porque también están llenas de pintura fluorescente. Mira aquí, mira allá, cierra los ojos, ponme la mano de esta u otra forma. Jugamos con planos detalle, desenfoques en primer o segundo término, más contrapicados y primeros planos.
Sigue sonando de fondo música rock, que suma puntos a nuestro favor: conseguimos crear una atmósfera fiestera y mantenemos motivados a los modelos. Decidimos añadir una segunda luz de relleno con una pequeña linterna también ultravioleta, para generar más contraste en los rostros. Las fotografías no hacen más que mejorar. Llega el momento de capturar a los dos modelos juntos, lo que supone tirar de nuestros conocimientos sobre composición para colocarles y sacarles el mayor provecho posible. Las cámaras no paran de disparar, dejamos diafragmas abiertos para poder experimentar con diversas velocidades o jugar con los desenfoques, y variamos el ISO acorde a la obturación que busquemos.
Técnica, encuadre, composición e iluminación han sido los temas que han estado presentes durante todo el taller, aunque no debemos dejar atrás la importancia de crear la atmósfera adecuada para sacarles el mejor partido a los modelos. Hacerles disfrutar, bailar y sonreír para capturar su verdad. Un especial agradecimiento a Valeria Salgado y Alejandra Cela por el increíble trabajo como encargadas del maquillaje. Este taller ha sido todo un acierto para cargar pilas y aumentar las ganas de organizar otra actividad. Mes de marzo… ¡LUX viene pisando fuerte!